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¡HOLA! Soy Diego Puertas, un joven muy curioso, estudiante, emprendedor, inversor y quizás también un poco “cuñao”, no lo niego…🙃
En las últimas décadas, hay un país que ha superado a todos los demás, China. Este país ha pasado de ser visto como rural y asolado por la pobreza a convertirse en el exportador más grande del mundo.
Su población se enriquece cada año. Pero…¿Qué hay detrás de este giro tan rápido?
En el artículo de hoy, veremos cómo China ha logrado convertirse en una de las principales economías del mundo y cómo este crecimiento está teniendo enormes efectos secundarios para la sociedad china en su conjunto.
Esta nación está pasando de sus raíces tradicionalmente centralizadas y autocráticas a una sociedad más individualista y abierta, quizás esta sea la razón de tal evolución.
Las fuentes para escribir este artículo han sido el libro “Age of Ambition” publicado en 2014 y que narra la evolución de la sociedad china hasta entonces.
💨 El artículo de hoy en un vistazo.
El drástico crecimiento desde 1980. De hecho, durante los últimos 30 años, la economía de China ha crecido a una tasa de aproximadamente 8% anual en términos de PIB. En otras palabras, ¡Ha duplicado su tamaño cada 7-8 años!
La ambición frenó al autoritarismo. Pese a que el autoritarismo no se ha extendido, en materia económica se dieron cuenta que alimentar la propiedad privada tenía grandes beneficios.
El aumento de la desigualdad. Se trata de una sociedad muy clasista, donde si eres hijo de un trabajador promedio y tu círculo social está compuesto por trabajadores similares, entonces es muy probable que, por muy buena educación que tengas, te cueste alcanzar la movilidad social y económica.
El aumento de la censura. El Departamento Central de Publicidad otorga al gobierno chino una influencia considerable sobre los medios tradicionales, pero por suerte, Internet no se presta a controles tan torpes, y hay un pequeño hilo de esperanza.
El aumento de corrupción. La corrupción comenzó a multiplicarse tan pronto como el gobierno comenzó a permitir la propiedad privada de la tierra y las fábricas y abrió la distribución de capital a los inversionistas en 1992.
Reflexión, un país cada vez más individualista. Un país que experimento la pobreza más absoluta gracias al comunismo y que pese a descubrir y aprovecharse de la propiedad privada sigue estando bajo un duro autoritarismo, hace que su sociedad cada vez crea menos en el global y se centre en lo individual.
El drástico crecimiento desde 1980.
La economía china se ha convertido en una historia de éxito increíble. En el transcurso de solo unas pocas décadas, el país saltó de la pobreza a la dominación económica y se convirtió en uno de los jugadores más importantes del mundo, y su rápido crecimiento continúa hasta el día de hoy.
De hecho, durante los últimos 30 años, la economía de China ha crecido a una tasa de aproximadamente 8% anual en términos de PIB. En otras palabras, ¡Ha duplicado su tamaño cada 7-8 años!
Eso convierte a China en la economía de más rápido crecimiento en todo el mundo. Entre 1989 y 2014, la tasa de crecimiento anual del PIB de China promedió un sorprendente 9%, mientras que la de Estados Unidos creció solo un 3% durante el mismo período.
Junto con el asombroso crecimiento del PIB de China, hay un aumento igualmente impresionante en los ingresos, que continúa aumentando hoy en día.
Considera, por ejemplo, que en 1978 el ingreso per cápita chino promedio era de apenas $200 por año. En contraste, el ciudadano chino promedio hoy trae a casa 30 veces esa cantidad: alrededor de $6,000. Los salarios, al igual que las condiciones económicas generales de China, continúan mejorando.
Además, China se ha vuelto cada vez más importante como exportador a lo largo de los años. En 1999, las exportaciones de China representaban menos de un tercio de las del mayor exportador mundial, Estados Unidos, lo que lo ubicaba en el puesto número nueve de la lista de los principales exportadores mundiales. Sin embargo, apenas una década después, China había alcanzado el primer lugar.
Claramente, la economía de China está en auge. ¿Por qué?
En la década de 1950, China todavía era un país muy pobre. Incluso en 1979, el ingreso per cápita de la República Popular China era apenas un tercio del del África subsahariana.
Entonces, ¿Qué cambió? ¿Qué desencadenó este enorme crecimiento?
Comencemos con lo que no funcionó: cuando Mao Zedong trató de sacar a China de la pobreza a fines de la década de 1950, estuvo lejos de tener éxito.
En 1958, Mao inició un programa llamado “Gran Salto Adelante” que, entre otras cosas, prohibía la agricultura privada e intentaba impulsar la industrialización china para modernizar la economía.
Inicialmente, su plan pareció funcionar y China vio aumentar la producción. Sin embargo, el “Gran Salto Adelante” no fue hacia adelante, sino hacia atrás, China fue golpeada tanto por una recesión como por una terrible hambruna, que mató entre 30 y 45 millones de personas; más que las bajas militares y civiles combinadas de la Primera Guerra Mundial.
Enfrentados a la indigencia, los agricultores desesperados recurrieron a otros medios para sobrevivir. En la aldea de Xiaogang, 18 granjeros empobrecidos hicieron un pacto secreto para dividir la tierra del colectivo entre ellos y cultivarla por separado, y prometieron proteger a las familias de los demás en caso de arresto.
Si bien, el gobierno exigió a los agricultores que entregaran una gran parte de sus cosechas al estado, estos se negaron, y decidieron vender su rendimiento excedente en secreto en el mercado para obtener ganancias. Al año siguiente ganaban 20 veces más de lo que ganaban antes.
El esquema de los granjeros sirvió como modelo para otros y, eventualmente, los mercados comenzaron a prosperar.
El gobierno descubrió el esquema, pero permitió que continuara porque tenía éxito. Comenzaron a expandirlo gradualmente a 800 millones de agricultores chinos desde 1979 en adelante, y China disfrutó de un gran impulso en el PIB.
En los años que siguieron, el líder de China, Deng Xiaoping, extendió la libertad de iniciar negocios privados o semiprivados a otros sectores. Y como resultado, comenzaron a surgir innumerables pequeñas empresas y la economía floreció.
La ambición frenó el autoritarismo.
En 1966 Mao Zedong inició un movimiento sociopolítico radical, la Revolución Cultural, cuyo objetivo era crear un estado basado en la igualdad total. Los militares, por ejemplo, eliminaron el rango y el Partido prohibió los deportes competitivos para inculcar su cultura de una mayor solidaridad.
Sin embargo, una vez que a los chinos se les permitió iniciar sus propios negocios, sus ambiciones se hicieron más evidentes. Este impulso para lograr el éxito sigue siendo una característica de muchos chinos.
Por ejemplo, los chinos tienen su propio equivalente al sueño americano, la fortuna "con las manos desnudas". Los periódicos chinos están llenos de historias de personas que se enriquecieron nada más que con su arduo trabajo.
Una de esas historias de éxito es la de Gong Haiyan. Al crecer en un pueblo pequeño y remoto con padres analfabetos, Haiyan, sin embargo, recibió una gran educación. En 2003, fundó un sitio gratuito de citas en línea que luego se convertiría en el más grande de China. Para 2011, había ganado aproximadamente $80 millones.
A diferencia de Gong, muchos de estos millonarios hechos a sí mismos comenzaron sin siquiera una buena educación, como un vendedor ambulante de comida que más tarde se convirtió en un magnate de la comida rápida china.
Muchos chinos luchan por una educación decente, si no prestigiosa. Muchos de los nuevos ricos del país, a quienes los intelectuales urbanos consideran palurdos, procedían de familias campesinas que sólo podían proporcionarles una educación mediocre.
Lo compensan inscribiendo a sus hijos en prestigiosas escuelas secundarias y universidades estadounidenses, una tendencia que continúa creciendo. Si bien solo 65 estudiantes chinos asistieron a escuelas secundarias privadas estadounidenses en 2005, el número se disparó a 7,000 en los cinco años siguientes.
Además, la demanda de educación superior es tan grande que el gobierno ha duplicado el número de colegios y escuelas secundarias en solo diez años. A pesar de esto, solo uno de cada cuatro aspirantes a estudiantes puede aspirar a matricularse cada semestre.
La desigualdad se ha incrementado.
Muchas biografías chinas se leen como encarnaciones del sueño americano. Con el aumento de la privatización y un mercado en auge, parece que todo el mundo podría "sobrevivir", siempre que esté dispuesto a trabajar duro.
Sin embargo, resultó que esa sensación generalizada de posibilidades infinitas era demasiado optimista, para el país tan autoritario en el que nos encontramos.
A pesar de una prosperidad sin precedentes que es posible lograr, la República Popular China está experimentando enormes disparidades en los ingresos y la esperanza de vida. La brecha entre las ciudades más ricas de China y las provincias más pobres es sorprendente; de hecho, es comparable a la brecha entre Estados Unidos y Ghana.
En términos de números brutos, el 10% más rico de los chinos urbanos ganó 9,2 veces la cantidad ganada por el 10% más pobre en 2007. Para comprender la gravedad de esta disparidad, fíjate en esto: si un ciudadano chino promedio quisiera comprar un apartamento típico en una ciudad china, tendrían que juntar todos sus ingresos con otros ocho o diez durante un año.
Además, la disparidad de ingresos tiene un efecto importante en las trayectorias de vida de los ciudadanos chinos. Podemos ver esto en un estudio realizado por los académicos Yingiang Zhang y Tor Eriksson, quienes descubrieron que las oportunidades profesionales de los niños chinos dependían principalmente de las conexiones sociales de sus padres.
En general, se trata de una sociedad muy clasista, donde si eres hijo de un trabajador promedio y tu círculo social está compuesto por trabajadores similares, entonces es muy probable que, por muy buena educación que tengas, te cueste alcanzar la movilidad social y económica. Por suerte, gracias a la aparición de las nuevas tecnologías, cada vez es más accesible este evolución social.
En encuestas de la clase media emergente de China, los sociólogos han encontrado que los ciudadanos están cada vez más conscientes y descontentos con esta falta de igualdad de oportunidades. El resultado es el descontento público en forma de protestas e incluso disturbios.
Entre 2004 y 2009 se duplicó el número de huelgas, motines y otras formas de rebelión, llegando a casi 500 incidentes por día.
Claramente, la prosperidad económica generada por la apertura de empresas no se ha repartido equitativamente entre los ciudadanos chinos.
Enfrentarse al gobierno tiene duras represalias.
La constitución de China, como la mayoría en el mundo moderno, garantiza a sus ciudadanos la libertad de expresión y de prensa. Sin embargo, la constitución no tiene autoridad legal sobre el Partido, lo que ha llevado a abusos masivos de los derechos civiles.
El escritor y activista de derechos civiles Liu Xiaobo, por ejemplo, fue arrestado simplemente por lanzar una iniciativa de derechos civiles que tenía como objetivo recolectar firmas para la Carta 08, una declaración sobre derechos civiles firmada por miles de intelectuales chinos.
Medio año después de su arresto informal en diciembre de 2009, fue acusado formalmente de "subversión del poder estatal" y sentenciado a 11 años de prisión.
Chen Guangcheng es un abogado ciego y autodidacta, un firme defensor de los derechos de la mujer y defensor de los derechos sobre la tierra. También fue arrestado después de organizar una demanda colectiva en 2005 contra las autoridades locales que, según el, habían aplicado en exceso la política del hijo único. En preparación para la demanda, Chen recopiló los relatos de mujeres que habían sido obligadas a abortar a su hijo o someterse a esterilización en contra de su voluntad.
Tras la demanda, las autoridades locales pusieron a Chen bajo arresto domiciliario. Seis meses después, Chen fue acusado de manera inverosímil de "destrucción de propiedad" y de "reunir una multitud para interrumpir el tráfico", y fue sentenciado a cuatro años de prisión.
Además, incluso participar en una manifestación pacífica puede causar problemas con las autoridades chinas.
En 2011, por ejemplo, activistas a favor de la democracia organizaron las protestas denominadas Revolución China del Jazmín a través de las redes sociales. Pequeñas multitudes respondieron al llamado, reuniéndose en 13 ciudades de todo el país y gritando consignas. Las autoridades respondieron enviando a la policía para golpear y arrestar a los manifestantes.
Tras estas protestas, 200 personas fueron interrogadas o puestas bajo arresto domiciliario, y 35 "disidentes" fueron enviados a prisión o simplemente desaparecidos.
Hoy en día, la cosa no ha cambiado demasiado, recordad el reciente caso de Peng Shuai, la tenista china que acusó a un miembro del Gobierno de acoso sexual y estuvo durante cierto tiempo en paradero desconocido.
El aumento de la censura.
Mucha gente sabe que los medios chinos no son precisamente “libres”. El departamento específico que encabeza el sistema de control de medios de China es el Departamento Central de Publicidad.
Este Departamento opera en segundo plano, eludiendo así el escrutinio público. No aparece en los gráficos públicos que describen la estructura del Partido, y su sede no tiene dirección. Oficialmente, sus oficinas centrales ni siquiera existen, a pesar de estar ubicadas justo al lado del edificio del gobierno central.
Aunque "no existe", el Departamento tiene mucho control sobre los medios de comunicación y muchos eventos públicos. En 2008 su control se extendió a más de 2.000 periódicos y 8.000 revistas, películas y programas de televisión.
Su poder es extenso. Por ejemplo, los principales representantes de los medios de toda China deben asistir a una sesión de preparación semanal en la sede del Departamento, donde se les indica cómo abordar las noticias de la semana: qué omitir y que enfatizar.
En 2003, por ejemplo, cuando la epidemia de SARS comenzó a desarrollarse en Guangdong, se ordenó a los editores de los periódicos locales que publicaran solo historias tranquilizadoras al respecto, sin pánico y, desde luego, sin críticas a la respuesta.
En el pasado, el Departamento controlaba la mayor dotación para las ciencias sociales, lo que le permitía prohibir palabras poco halagadoras como "totalitarismo" de todas las investigaciones relacionadas con el sistema político chino.
Tiene el poder de prohibir libros y películas, así como de despedir a los editores. Incluso los concursos de belleza y los parques de diversiones están sujetos al escrutinio del Departamento.
En las últimas décadas, el Departamento se ha expandido y se ha vuelto más sofisticado. Al estudiar los trabajos de especialistas estadounidenses en relaciones públicas, como el politólogo Harold Lasswell, y los de firmas internacionales y gobiernos extranjeros, esperan refinar aún más sus propias estrategias.
Además, el Departamento ha crecido tanto que los expertos estiman que en 2015 existe alrededor de un oficial de propaganda por cada 100 ciudadanos chinos.
El Departamento Central de Publicidad otorga al gobierno chino una influencia considerable sobre los medios tradicionales, pero Internet no se presta a controles tan torpes.
Sin embargo, el Partido trata de restringir la información y las ideas que se intercambian a través de Internet. Los censores bloquean fuentes de noticias internacionales influyentes como el New York Times y Facebook, mientras que la versión china de Google, "Baidu", bloquea automáticamente los resultados de búsqueda que incluyen palabras políticamente delicadas. De hecho, hoy en día, en 2022 se publicó un borrador para revisar manualmente cada mensaje que se pone en redes sociales chinas.
El Departamento está directamente involucrado en el discurso político en línea. Como un medio para sofocar la propagación de ideas no deseadas en Internet, el Partido en realidad paga a las personas para que influyan en la dirección que toman las discusiones en las redes sociales.
Estos llamados "guías de la opinión pública" se infiltran en las redes sociales y foros de discusión como usuarios aparentemente normales para descarrilar conversaciones no deseadas.
Por ejemplo, si los usuarios lamentan el aumento de los precios del petróleo, un "guía de la opinión pública" publicará una respuesta provocativa, como: "¡Eres demasiado pobre para conducir un automóvil! ¡Los campesinos como tú no deberían estar en el Internet!" Con la idea es enfurecer, y distraer, a los demás participantes.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno, Internet sigue permitiendo el intercambio de ideas e información a una escala sin precedentes.
Los sitios bloqueados como Facebook, por ejemplo, se pueden desbloquear con un poco de manipulación por parte de los usuarios. Las personas también pueden eludir los filtros digitales, por ejemplo, reemplazando un carácter chino con otro que suene similar en sus consultas de búsqueda.
Internet también permite que las personas publiquen fácilmente textos y fotos en línea sin esperar la aprobación gubernamental, lo que permite a los usuarios descargar y compartir contenido antes de que los censores tengan la oportunidad de bloquearlo.
Gracias a la tecnología, se puede tratar de “evadir” tal autoritarismo, pero también puede utilizarse al contrario, para vender propaganda y fake news sobre el partido.
Gracias al auge y la expansión de Internet, la gente común se está convirtiendo en expertos en medios que tienen las herramientas para identificar y exponer las maniobras propagandísticas del Partido.
Por ejemplo, cada vez que los propagandistas del Partido han manipulado las fotos, es probable que los blogueros se den cuenta y lo señalen. Seguramente comentarán las imágenes que han sido alteradas de tal manera que los oficiales se vean más imponentes físicamente, por ejemplo, o que una multitud parezca más grande.
Tomemos, por ejemplo, una sesión de fotos preparada para el ex-presidente Hu Jintao, quien supuestamente estaba visitando a una familia de bajos ingresos. Los bloggers pudieron probar que todo el escenario fue un montaje y que la supuesta madre de familia era en realidad una funcionaria acomodada.
En otro caso, un bloguero reveló que un informe de noticias que supuestamente mostraba el avión de combate más nuevo de China en realidad mostraba un fragmento de Top Gun con el personaje de Tom Cruise destruyendo un MiG soviético.
Una vez expuestos, estos intentos de manipulación son recibidos con gran indignación y ridículo, lo que por supuesto no ayuda a la credibilidad del Partido.
Internet ofrece grandes oportunidades para presenciar y exponer la censura, los usuarios pueden ser testigos de actos de censura en tiempo real, con un simple clic en el botón "Actualizar", pueden ver publicaciones subversivas manipuladas o eliminadas por completo.
La desaparición de publicaciones del blog del autor de best-sellers Han Han, por ejemplo, fue presenciada por sus seguidores en tiempo real. Incluso las órdenes de censura se filtran de vez en cuando y luego se publican en sitios web extranjeros donde los censores ya no pueden eliminarlas.
Por supuesto, a pesar de todas estas oportunidades para exponer la manipulación del gobierno, las críticas al gobierno siguen siendo inseguras. Como vimos anteriormente, la represión y la persecución siguen siendo una táctica favorita del estado chino.
El aumento de la corrupción.
La unión entre una economía moderna en auge y un gobierno represivo es sorprendente. La realidad es, sin embargo, que el auge y la naturaleza autoritaria de la gobernabilidad están interrelacionados. Cuanto más crece la economía, más servidores públicos se esfuerzan (con éxito) por enriquecerse a través del soborno.
De hecho, la corrupción comenzó a multiplicarse tan pronto como el gobierno comenzó a permitir la propiedad privada de la tierra y las fábricas y abrió la distribución de capital a los inversionistas en 1992.
Esta apertura del mercado significó que los funcionarios tenían muchas oportunidades para aceptar sobornos a cambio de licencias para empresas privadas. Y había mucho dinero por ganar: ¡solo en el primer año de la privatización, el soborno promedio se triplicó de $2,000 a $6,000!
Sin embargo, el soborno es difícil de probar. Aún así, hay fuertes indicios de que los servidores públicos reciben muchas críticas.
Llamativamente, la sede de la poderosa agencia de planificación de China, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, está rodeada de tiendas de regalos. Día tras día, los ciudadanos ingresan a la agencia con bolsas en sus manos, solo para luego salir con las manos vacías. Y cuando los servidores públicos salen del edificio, tienen bolsas debajo del brazo.
Nacional del Pueblo está en sesión, las boutiques de alta gama de Beijing se quedan sin existencias, aunque, oficialmente, los servidores públicos obtienen un ingreso anual de solo $30,000.
Los políticos individuales también han acumulado cantidades sospechosas de riqueza, como fue el caso del ex primer ministro de China, Wen Jiabao.
Wen no provenía de una familia rica. Su padre era criador de cerdos y su madre trabajaba como maestra. Pero en los años en que fue un político de alto rango, su familia acumuló activos por valor de 2.700 millones de dólares, lo suficiente como para incluirlos en la lista de Forbes de las familias más ricas del mundo.
Las instituciones políticas chinas hacen todo lo posible para controlar ciertos aspectos de la vida en China. A pesar de esto, los chinos están cada vez más decididos a tomar sus propias decisiones.
Una nación multicultural ha tardado en lograrse.
Para algunos chinos, una comadreja en la casa no es motivo de preocupación. De hecho, es un presagio de riqueza inminente. Sin embargo, durante décadas, admitir tal creencia habría sido desaconsejable.
Esto se debe a que, en el pasado, los comunistas chinos lucharon activamente contra los sistemas de creencias religiosas.
Antes de que China adoptara el comunismo, coexistieron varios sistemas de creencias generalizados, la mayoría de las personas eran budistas (muchas de ellas lamaístas), taoístas o se adherían a una de las muchas religiones populares.
Pero en 1966, la Revolución Cultural de Mao se propuso destruir o prohibir las viejas costumbres e ideas, y especialmente los sistemas de creencias religiosas.
La mayoría de las formas de vida religiosa fueron eliminadas por completo, y los funcionarios religiosos también fueron perseguidos. Por orden de Mao, la Guardia Roja demolió templos y destrozó todos los objetos sagrados.
Luego, paradójicamente, Mao Zedong ocupó el vacío dejado atrás y fue tratado como un dios. Los medios de comunicación pregonaron: "Dejemos que los pensamientos de Mao Zedong lo controlen todo", y se pensó que su pequeño Libro Rojo de citas tenía propiedades mágicas. La gente confesaba sus pecados al pie de sus estatuas, como si fueran santuarios.
Cuando Mao murió en 1976, dejó otro gran vacío espiritual, uno que la gente quería llenar desesperadamente. Con el tiempo, los templos antiguos se levantaron una vez más y se construyeron otros nuevos. Ahora, en la China de hoy, hay una multitud de religiones y cultos.
Esto ha llevado a algunos a volverse bastante eclécticos en su fe, adorando, por ejemplo, en el Templo de Confucio, una iglesia católica y un templo de Lama antes de exámenes importantes, solo para estar seguros.
Reflexión, un país cada vez más individualista.
Hasta hace muy poco, los chinos se definían sobre todo en función de los grupos a los que pertenecían, familias, colectivos de trabajo, etc. Esto lo encontramos incluso reflejado en las letras de antiguas canciones populares, muy pocas veces se encuentra la palabra "yo" en lugar de "nosotros". El comunismo que se impone en la sociedad ayudaba a ello.
Pero los tiempos han cambiado. La propiedad privada permitió enriquecerse a muchos habitantes, y vieron que ese era el camino. La generación más joven de China es muy individualista. Los chinos llaman a las generaciones nacidas a partir de la década de 1980 la generación "Yo".
Lo que caracteriza a estos jóvenes, es que, a diferencia de sus abuelos, se centran en sus propias experiencias y tienen la intención de tomar sus propias decisiones.
Podemos ver esto reflejado en la cultura pop o el éxito de la novela autobiográfica Triple Door del joven y glamuroso escritor Han Han. El libro se centro principalmente en sus experiencias personales como estudiante de secundaria que sufre por la insistencia de la escuela en la uniformidad, y tocó un nervio, las primeras 30.000 copias se agotaron en solo tres días, y el libro vendió más de dos millones de copias
¿De dónde viene este repentino individualismo?
Probablemente, coincida con la creciente libertad de elección de los ciudadanos chinos.
Los primeros fueron los campesinos en la década de 1980, que decidieron dejar de mirar por el bien global que había causado las hambrunas y centrarse en el bien individual, vendiendo ellos el sobrante en los mercados. Viendo que esta estrategia funcionaba, se fue inculcando un cambio cultural en la sociedad.
Todo ello sumado a que hoy en día, y gracias al enriquecimiento del país más personas tienen acceso a la educación superior. El auge de Internet también ofrece una multitud de opciones con respecto a la cultura y las ideas.
La Generación “Yo” se ha beneficiado de cambios que les permiten iniciar sus propias empresas en lugar de trabajar en un colectivo.
Su vida social, también ha evolucionado, por ejemplo, desde la década de 1980, las personas han tenido más opciones con respecto a sus parejas (recuerda el éxito de Jiayuan, el gigante sitio de citas) ya que tradicionalmente, los matrimonios eran concertados por los ancianos de la familia, los jefes de fábrica y los cuadros comunistas.
En general, la China actual ofrece a sus habitantes más oportunidades y opciones que a las generaciones pasadas, sin embargo aun sigue habiendo carencias. Como la censura política y de libertad de expresión o la corrupción. Los próximos años quizás podamos ver un enfrentamiento entre el incremento de individualismo de las nuevas generaciones y las prácticas autoritarias y de censura que sigue llevando a cabo el gobierno.
Aun así, China tiene todo para convertirse en el líder mundial.
¡MUCHAS GRACIAS!
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